Garmin Barcelona – Cómo nos ha ido, parte 1
EL VIAJE
Preparados, listos, ya ¡!
La verdad es que no se nos ha ocurrido nada mejor.
Nada que pudiese incitar más a abrir el sobre y descubrir lo que había dentro.
Llegamos a Barcelona el viernes por la mañana.
Cargados de ilusiones (que afortunadamente no pesan en la facturación de Ryanair) y de publicidad de calidad, que sí que pesaba, y mucho!!
Tras un viaje sin ninguna complicación, nos plantamos en el hotel.
El primer paso fue ir a recoger la bici que MASSI había preparado amablemente para Antón, para no tener que meterla en el avión. Eso sí hubiese sido una buena complicación.
Los chicos de Biking Point la tenían lista y preparada para darle caña.
De ahí a comer un poco, y después tocaba empezar la jornada laboral.
Empezar a repartir la publicidad que tanto nos habíamos currado.
EL TRABAJO
Damos un paso atrás.
Justo una semana antes, nos llegó el cargamento.
Un cargamento de 5000 tarjetones, 2500 sobres, 2500 tarjetas de visita y 2500 flyers de recomendación.
Ahora empezaba lo duro.
Ensobrar todo eso.
Cada sobre contendría:
– Un tarjetón con los problemas que resolvemos
– Una tarjeta de visita con nuestros datos de contacto
– Un flyer de prueba social de nuestros clientes satisfechos
Todo ello junto haría una publicidad única y de gran valor añadido para el que la recibiese.
Haciéndolo sentir como mínimo un poco especial, debido al tiempo que habíamos invertido en prepararla.
Iban a recibir algo hecho a mano por cada uno de nosotros.
Con miedo a no ser capaces de ensobrarlo todo, Antón y yo implicamos a nuestras queridas familias.
Gracias ¡!
Sin ellos se nos hubiese hecho muy cuesta arriba esa semana.
Volvemos al presente.
Llegaba la hora de sacar todo eso al terreno.
Pero evidentemente no todo iba a ser del color de rosa que nos habíamos imaginado Antón y yo cuando decidimos cruzar España para ir hasta allí.
Los contratiempos empezaron a aparecer.
Para empezar la situación de las entradas al pabellón no era la más adecuada.
Tres entradas disipaban nuestro público objetivo.
Además los guardias de seguridad del recinto, por momentos se excedían en sus competencias, y nos complicaban mucho la labor.
Por otro lado también estaba la sorprendente cantidad de extranjeros inscritos en la prueba. Para los cuales no habíamos preparado nada, pese a tener la web 100% internacionalizada.
Yo calculo que entorno al 20/25%.
Y por último, y seguramente el factor clave, el hecho de que a otras 5 empresas se les hubiese ocurrido “lo mismo” que a nosotros.
Llegó algún momento en que el reparto se hizo desagradable, cayendo claramente en aquello de lo que queríamos huír.
Nuestra publicidad debaja de ser “diferente” en el momento en el que nos metían en el mismo saco que los otros 5.
La anécdota la produjo Albert Parreño.
La situación fue la siguiente:
Nos acercamos 4 personas a repartile publicidad.
Él amablemente la coge, la analiza por encima, y se dirige a mí.
“Oye, que sepas que ha funcionado” – me dice – “La estrageia del sobre es buena, habéis despertado mi curiosidad. Lo voy a abrir”
LA DECISION
Llegados a este punto, la decisión fue fácil desde el punto de vista empresarial, pero difícil desde el punto de vista emocional.
Dejamos de repartir publicidad.
Y eso que aún quedaban 4 horas. Probablemente las 4 horas punta.
Habíamos depositado quizá más esperanzas de las debidas, idealizando la situación.
Las condiciones que uno se imagina en su cabeza, nunca, o muy pocas veces suelen aparecer.
Lo que verdaderamente diferencia a unos individuos de otros, es la capacidad de reacción/adaptación/aceptación de esas circunstancias, para así sacar el máximo provecho.
Con lo cual aceptamos el error, y cambiamos el enfoque.
EL DISFRUTE
Tras unos minutos de decepción controlada, Antón y yo decidimos desconectar.
Quedaba lo mejor de la feria, 4 horas por delante.
Así que decidimos darnos un baño en el mar mediterráneo que limpiase nuestra mente.
Dicho y hecho.
La frustración se convirtió en un disfrute inmediato.
El cambio de ánimo se produjo y empezamos a producir en otra dirección.
Volvimos a la feria y empezamos a socializar.
Dar a conocer nuestra marca con el boca a boca, y charlando con gente influyente del sector.
Es decir, haciendo de comerciales de toda la vida !
He de decir que en esas 4 horas nos lo pasamos muy bien.
De hecho Antón quería irse pronto para el hotel para descansar, y en cada grupo surgía una tertulia súper interesante que nos acababa reteniendo en la feria.
Continuará…